sábado, 3 de septiembre de 2011

Capitulo 8: Conexion


Capitulo 8
Conexión

No había podido dormir, me era imposible. Llore, me levante de la cama, me desparrame por el suelo, grite para mis adentros, me sentía asfixiada, sentía mi aire desvanecerse, tan solo quería tenderme ahí en el piso y lamentarme como siempre. Estaba asi por una causa:  Michael. El se había ido, tenía que hacer algo, no recuerdo que, siempre tiene que hacer algo y dejarme sola. Sola, yo sin el valgo menos que nada. Lo extrañaba, tenía tres días sin verlo. Tres días y ya sentía que el mundo se me venía encima. Suena enfermizo, lo se.

 El hecho de que cuando me mude aquí no me separe un momento de él, puede haber provocado que me volviera más dependiente de lo que ya era. Desde que sol salía hasta que la luna se asomara éramos inseparables. Hacíamos absolutamente todo juntos. Jugábamos hasta que nos doliera todo el cuerpo y reíamos hasta que nuestro estomago estallara. Con cada segundo que pasaba a su lado mi amor por el crecía tan drásticamente, lo amaba tanto que hasta me dolía.

Sabía perfectamente que no todo seria diversión y juegos,  solo que por un momento me olvide que su carrera musical es más importante que una patética adolescente. El tiene que salir al mundo y ser Michael Jackson, el inigualable, el que todos admiran y desean. Yo sencillamente me conformo con Michael, la persona, el ser humano maravilloso que conozco tan íntimamente.

Los últimos días había empezado a conocer a Gerard. Resulta que me encanta estar en el lago y tal parece que a el también. Habíamos hablamos mucho, algo extraño en mi, nunca logro sostener una conversación con alguien por más de cinco minutos, pero con él era diferente, no me trababa, no me sentía nerviosa. Las palabras me salían tan naturalmente. Estaba comenzando a pensar que él y yo teníamos química, demasiada.

Las cosas que sabía de él, eran pocas. No le gusta hablar mucho sobre el mismo, al contrario, siempre me pregunta por mí, por mi vida y todo eso. Aunque mi vida no tiene nada de interesante, es patética y triste pero a él parece interesarle y mucho. Es lindo sentir que una persona se interesa por lo que tienes que decir. Es lindo sentir que tienes alguien que te escucha. Entre las pocas personas que conozco puedo decir con seguridad que este chico es el que más sabe escuchar, no solo escuchar por escuchar, más bien quiero decir, entender lo que quieres decir.

…y Gerard me entiende perfectamente.
Tanto que me dan escalofríos.

Hay algo en el que llamaba tanto la atención, algo que me hacia voltearme instantáneamente para mirarlo cuando estaba cerca. No estaba segura si era solo por su físico. Aunque si, tenía que admitir que él era extremadamente hermoso, cuando estás tan cerca de él no puedes evitar quedarte mirándolo como si estuvieras hipnotizada.  Su piel de porcelana tan pálida que parece irreal, su cabello tan negro como la noche, sus mirada tan fría que parece congelarte en un instante, son una de las cosas que lo hacen hacerte delirar. Su personalidad también puede llegar a cautivarte. Tiene la apariencia de un chico misterioso, de ese que tu mama dice “Aléjate”. Pero la realidad es que no es así. Cuando sonríe veo algo de inocencia, aunque diga bastantes malas palabras. Y cuando lo miro directo a los ojos veo cierta tristeza, eso junto a dieciocho maravillosos años reflejados en ellos.

Y la mejor parte de él es que…
…¡No me trataba como una niña!

*  * *

Estaba sentada en el balcón de mi habitación. Qué lindo es decirlo, mi habitación. Tenía la perfecta visión del pleno a amanecer frente a mi ojos, el verde pasto en millones y millones de hectáreas, los lagos rebosados de agua cristalina y las flores húmedas por el roció de la madrugada se veían mágicamente. Y no era lo único mágico que estaba ocurriendo, la noche anterior había podido dormir ¡Lo había conseguido! Nada de llantos, ni de pensamientos confusos, tan solo una noche sencilla y en paz.

Levante la vista hacia el cartel tamaño gigante que estaba pegado en mi pared. Era del álbum Dangerous , el mejor, mi favorito en todo el planeta. Y Michael lo sabía, sabia cuento me fascinaba, pero en cambio cuando se lo dije me solo dio un sonrisa forzada. Sabía exactamente que estaba dolido porque su álbum no había alcanzado las expectativas que había imaginado, mucho menos en ventas. A mí me importaba un carajo el numero de ventas, el álbum era el mejor, era perfecto y punto.

- ¡Señorita ______ ¡ señorita ______! –Grito una mujer desde afuera de mi habitación,  se escuchaba bastante desesperada-

Me sobresalte enseguida y corrí hasta la puerta, le abrí y la señora me saludo con las manos. Se trataba de Mercedes, era personal del servicio de Neverland. Era una señora bastante mayor, sin embargo la vitalidad con la que andaba de aquí para allá opacaba su número de cumpleaños. Por dentro era joven y fuerte aun.
La señora Mercedes era dueña de unos ojos acaramelados, un cabello castaño crespo y una piel tostada bastante bonita.

- ¡Hola, Mercedes! ¿Paso algo? –pregunte, mientras hacia un ademan para que pasara a la habitación-

- No, no. – negó con la cabeza un par de veces- Es algo rápido. Vera usted señorita, necesito su ayuda. – me dijo con un tono de voz poco audible, mientras se entrelazaba las manos de espaldas, se la veía bastante preocupada-

- Hare lo que sea, pero dime que está pasando. Por favor. – le suplique, debo decir que yo también estaba empezando a preocuparme-

- Es que…hoy es día de visita, y como usted sabe el señor Jackson no esta aquí para atenderlos – hablaba rápidamente, se notaba su frustración- Es mi culpa, se me olvido cancelar la visita, no sé qué hacer.

- Tranquila Mercedes, ¿exactamente cuál es el problema?, ¿quién cuidara de ellos?, ¿Es eso?. – y si la respuesta era un “si”, la cosa no era tan grave, o al menos eso creía.-

- Si. Normalmente podría hacerlo pero hoy estoy muy atareada, y ninguna de mis compañeras quiere ayudarme.¿ Señorita puede usted…?.

- Si –la interrumpí- Claro que si –sonreí-

La señora Mercedes me confesó que se sentía apenada por dejarme todo el trabajo. Yo le dije que no había problema, que sería fácil. Si, mentí. Estaba segura que no sería fácil, conozco a los niños, y se como son, yo misma estaba en el grupo de visitas hace poco, por lo tanto yo entendía como les gustaba divertirse. Después de todo, supongo que muy en el fondo seguía siendo una niñita.

Baje por las escaleras a paso atropellado, llegue bastante rápido a los jardines de Neverland. Allí estaban todos ellos, los niños, y tenían caras de pocos amigos, seguramente estaban enojados, y con toda la razón. Venían a jugar con Michael Jackson y en cambio se enteraban que debían jugar con una patética adolescente de quince años que aparentaba doce.  Con todo aquello no sabía qué hacer, más que sonreír falsamente y fingir alegría.

- ¡Hola a todos! ¡Bienvenidos! ¿Quieren jugar, cierto? – les dije casi gritando, si debía animarlos, debía hacerlo bien-

En respuesta, solo recibí malas caras y bastantes ojos en blanco. Especialmente recibí a una niñita que me miraba con desprecio de arriba hacia abajo. Supongo que todos me estaban odiando, no sabía cómo atribuirlo, así que también los odie.

- ¿Y…a esta que le pasa? – espeto alguien dándome la espalda, para mi sorpresa era esa niñita odiosa. Tuve deseos de…no, no. La violencia no era la solución -

Mis mejillas comenzaban a dolerme, mi sonrisa forzada no duraría mucho más.
Me di la vuelta y comenzó a caminar de un lado para el otro, esos niños no iban a obedecerme, todo lo contrario. Sospechaba que en algún momento entraría en estado de pánico, me pregunte ¿Cómo lo hace Michael?

Me gire otra vez hacia ellos, y seguían igual. Mirándome con desprecio, y el por qué, no lo sé, que yo supiera no les había hecho nada.

Divise a lo lejos que alguien se acercaba, aunque no podía ver bien. A medida que se acerca fui detallando más, desde los zapatos. Eran zapatos negros con broches de metal a los costados, se podía tratar de cualquiera pero en mi mente ya sabía quién era. Solo una persona en todo el rancho usaría esa clase de calzado: Gerard.
No quería ponerme histérica ni nada, así que la ayuda me caía directamente en el cielo.

 Gerard camino hacia mí muy lentamente, casi sin ánimos.

- Hola, ______. –me saludo con una sutil sonrisita- Me han dicho que probablemente necesitarías ayuda. – dijo mirando para todos lados-

- Pues si, necesito, mucha. – dije, para después soltar un leve suspiro.

- ¿Con que? –Pregunto ingenuamente, sin darse cuenta que la respuesta estaba justo en sus narices-

- ¿No es obvio?. Con eso de allí –señale al puñado de niños que se juntaban en un parloteo, probablemente el tema principal era como patearme el trasero-

Gerard se giro a mirarlos, se paso la mano por la frente, y suspiro. Nuevamente me dirigió una mirada, y nuevamente me sentía inmóvil ante su presencia. A decir verdad, el se veía horrorizado, mucho mas que yo.

- ¿Qué mierda?, ¿Niños? – dijo en un hilo de voz, yo asentí con la cabeza un par de veces.- Odio a los niños. – comento asqueado-

- No son tan malos –le mentí- Vamos, acompáñame – lo tome de la brazo para acercarlo a ellos- Tal vez contigo se lleven bien. – le dije, esperanzada por que así fuera.

-  Maldición. –se quejo en el camino-

Lo lleve conmigo hacia donde estaban los pequeños, tiernos, y dulces niñitos. Gerard los miraba como si fueran una especie de enfermedad, como si ellos fueran un objeto desconocido con el que él nunca tuvo contacto. Y tal vez así era, tal vez nunca había tenido contacto con niños.

- ¿Qué hay, cara pálida? – Dijo burlonamente un chico de baja estatura refiriéndose a Gerard, los demás no aguardaron mucho para soltar carcajadas-

Gerard adquirió una expresión seria en el rostro, se giro, se acerco a mi oído y susurro suavemente:

- Son unos mocosos de mierda. – Recalco en tono cortante, al instante no pude evitar soltar una risita, en esa situación él se veía bastante gracioso-

- Solo son niños…- le guiñe el ojo tratando de tranquilizarlo un poco-

- No me agradan los niños, son unos malditos –contraataco-  En realidad, -se aclaro la garganta- no me agradan las personas.

Su respuesta si que me dejo impactada, sin embargo era lo menos que podía esperar de una persona como él. Me pregunte si yo le agradaba o no, la verdad no estaba segura. No lo conocía tan bien después de todo.

- ¿Hablas en enserio?  - pregunte aterrada probablemente esperando lo peor con su respuesta-

- Bueno, hay sus excepciones – espeto, aun sin cambiar la seriedad en su rostro-

- Ah, oh…Pues, lo siento. – fue lo único que se me ocurrió decir, aunque no tuviera sentido- Supongo que no me ayudaras con ellos, ¿cierto?

- ¿A quién engañas?, no podrás hacer nada con o sin mí. No te obedecerán, lo único que puede hacer es dejarlos hacer lo que quieran hasta que vengan por ellos. Solo eso – dijo, asegurando que tenía toda la razón por primera vez y yo lo sabia-

- ¿Qué sugieres que haga? – Pregunte, dudando un poco de su respuesta-

- Hagamos –corrigió en voz alta- Quizás podamos fumar –se burlo- ya enserio, lo que sea para pasar el tiempo –agrego- no creo que te guste vagar por ahí sola ¿verdad?

Si no me equivocaba, el me estaba sugiriendo dejar a todos esos niños hacer lo que se les viniera en ganas mientras tanto yo este por ahí, haciendo nada. Era inaceptable hacer eso después que me comprometí en atenderlos, sabía que no era correcto, sin embargo la manera en la que lo plantea este chico hace que todo tenga sentido. En  parte tiene la razón, no me van a obedecer, es igual que si este o no con ellos.

- Me da igual estar sola o no, ya me estoy acostumbrando –comente con melancolía recordando a Michael, sin mentir, sentí una punzada en mi pecho al dibujar su sonrisa en mis pensamientos- Es mejor estar sola, me parece.

- La mayor parte del tiempo estoy solo…- me dijo, dejando que la cruda verdad brotara de sus labios- Sin embargo, quiero cambiar un poco las cosas…- tambaleo con la cabeza un par de veces, yo no entendía- ______ ¿Quieres pasar el rato conmigo? –Pregunto con cierta taciturnidad en la voz-

- Creo que si –respondí recuperándome un poco de mis penas y esboce una sonrisa- Pero… ¿Y si les pasa algo? –pregunte, refiriéndome a los niños-

- Por mí que se los coma un animal – se burlo para después reírse de su propio comentario. Allí estaba de nuevo, esa risa tan ingenua. ¡Qué tierno!- Aunque, no creo que ningún animal en el planeta quiera probar tan repugnante sabor... –termino de bromear-

Ambos nos reímos por un buen rato.

- Vale, tú ganas. – Le afirme levantando el pulgar como signo de aprobación- ¿Pero, a donde vamos?

- No tengo ni puta idea – sentencio con sorna, a esas alturas comenzaba a adaptarme a su vocabulario tan peculiar-

- ¿Quieres venir a mi habitación? – pregunte ansiosa, el nunca había estado allí, suponía que le gustaría ver las cosas que ahora me pertenecían-

- No lo sé, no me gusta entrar en esa casa… - dijo en un hilo de voz- Que Demonios, ¡Vamos!

Ese cambio tan repentino fue extraño, pero estaba feliz que hubiese aceptando, tanto como para notarlo. La idea de interactuar con otra persona seguía siendo como lo más nuevo para mí. Aunque, no estaba segura de que fuéramos amigos, ni si quiera estaba segura que yo le agradara.

Caminamos despacio mientras las luces del atardecer titilaban a nuestro alrededor. Yo lo miraba de reojo, sin que se fijara. Detallaba su perfil, y su piel de porcelana la cual tenia el aspecto de no haber llevado sol en años. Sus manos iban entrelazadas en su espalda, sus uñas tenían esmalte negro. Esmalte, ni siquiera yo uso.

- ¿Recuerdas cuando te comente sobre que había excepciones? –Pregunto de la nada volteándose a verme. Sus ojos verdes se veían casi cristalinos por la luz cegadora de sol. Tanto que casi no pude notar la gran cantidad de delineador negro en su entorno-

- Si. –le respondí-

- Pues, tal vez seas una excepción. – Dijo casi en susurro, para después retomar su mirada hacia el frente-

Sonreí satisfecha por lo que acababa de escuchar, realmente sentí como si mi corazón bombeara con más fuerza, estaba feliz, no exageradamente, pero si feliz.

Exactamente no sabía qué era lo que me tenía tan fascinada en Gerard.
Tal vez era por el hecho que es completamente opuesto a Michael.
 Si, estaba conociendo a alguien tan diferente a Michael.

…Y me encantaba.

4 comentarios:

  1. jmm.. a mi me parece que van a acabar juntos gerard y ella e.e xd pobrecitto Michael.... Aahora tiene comppetenciia!!
    Y esos niños maaaaaaaal educaaaaados!!! ¬¬'
    No merecen ir a Neverland xDD jajajaj
    Y aahora señoritta Andrea....
    He intentado poner media biblia en un solo comentario xd cosa que es dificil ee jajaj
    Siguela pronto Porfaa!!!
    tQm...!!! :)

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  3. hayy vamos andrea esta muy perfecta la novela, porque no la sigues :( , muero , plis siguela necesito mi docis :D

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  4. po favor sigue esta muy buenaaa y es muyyy perfecta sigueee

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