domingo, 28 de agosto de 2011

Capitulo 5: Seras mi papa. Y yo sere tu hija

Capitulo 5
Serás mi papa
Y yo seré tu hija


Desde mi cuarto podía escuchar los gritos de la directora, insultaba a todo el personal por dejar que yo conservara un teléfono celular. Pero la razón en si de su enojo, no era esa. Estaba enojada por que Michael había venido y quería hablar conmigo. Ella no lo dejo, seguro sospechaba que si yo hablaba con el, le contaría lo que me había hecho. Oí claramente cuando la directora dijo “Hoy no es día de visita”, normalmente es muy amable con Michael, claro antes lo era por el puro interés de que haga donaciones al orfanato. Más, ahora, sin embargo no podía ponerse ella en peligro.

Sabía que había hecho mal en llamarlo, pero en el momento estaba más que desesperada. Lo había necesitado conmigo y no me importo lo que eso significaba. Me comporte como toda una egoísta.

Tenia bien claro, que después que Michael se fuera del orfanato, vencido por que no le permitieran hablar conmigo, yo seria historia. Me arrancaría la piel, la cabeza y me romperían la boca a golpes. Yo misma me lo había buscado el castigo que me darían.

Apreté los dientes, y me encogí de hombros. Cerré los ojos y maldije para mis adentros. Si, últimamente se me había hecho costumbre maldecir, pero es que con todo aquello ¿Quién no lo haría?. Abrí los ojos tanto como pude, al escuchar a Michael gritando.

“¿Michael gritando? Nunca lo había escuchado gritar. Se escucha enojado, algo grave pasa. El nunca se enoja. Me importa una mierda si me ordenaron quedarme en esta habitación. Iré a dirección y hablare con Michael, así tenga que pagar el precio mas alto al final del día”

Me arme de valor, y fui hasta la dirección. Toque varias veces la puerta, una parte de mi sentía miedo, pero la otra parte no tenia tanto miedo y solo ansiaba verle otra vez. Tome aire por ultima vez y me plante a esperar.

- ¿Que haces tú aquí?, te dije que te quedaras encerrada espeto la directora enojada-

- Ya, ¿y? –le dije con sorna, ella abrió los ojos como platos asombrada. Y con razón, nunca le había hablado de esa manera.- Quiero hablar con el.

- ¿De que hablas, niña? – frunció el seño haciéndose la boba-

- Ya se que esta ahí, déjeme pasar – eso ultimo se lo dije mas como una orden que como un permiso-

Ella no movió ni un dedo, estaba dispuesta a no dejarme pasar. Toda la rabia que sentía contra esa mujer afloro y me dio el pequeño impulso que necesitaba para hacerle frente. La empuje con todas mis fuerzas, la señora quedo prácticamente tendida en el piso. Sonreí satisfactoriamente y me apresure a entrar.

Y allí estaba el, de espaldas hacia mi. Mirando fijamente através del ventanal preguntándose quien sabe que. A pesar que divise su enojo, esa aura de paz no se desvanecía, permanecía impotente a su alrededor, calida, y tranquilizante. Llevaba una camisa roja con parches militares dorados en cada hombro, pantalones aterciopelados color negro, sus infaltables mocasines negros, y el cabello medio alisado.

Suspire contenta, y corrí hacia el a toda velocidad. El me escucho venir y se volteo hacia mi. Extendí mis brazos y el los suyos, juntándonos así para crear el abrazo perfecto. El olor de su cabello me embargaba completa. Sus delicados dedo masajeaban mi espalda, sus perfectos labios carnoso besaron mi mejilla repetidas veces, tantas que hasta quede toda roja.

- ¡Mi pequeña! – me dedico una calida sonrisa que me hizo sentir a salvo de nuevo ¡Se veía tan tierno!-

- Mike, estoy tan feliz de que estés aquí – le sonreí, y tome una de sus manos- Yo…-iba a decirle que lo extrañaba, pero luego me di cuenta que no habían pasado tantos días sin verlo, aun asi, lo había extrañado tanto. Estar a su lado era como mi necesidad mas grande- Yo te…

- Te extrañe mucho, pequeña – me susurro al oído- Demasiado.

Sentí un escalofrío recorrer todo mi cuerpo. Era extraño el poder que ejercía en mi tan solo un pequeño acercamiento.

- Vale, ¡que cosa tan romántica! – exclamo la directora una vez que se recupero de la caída que había sufrido, mas bien, el empujón que había sufrido- Ahora, ya basta de toda esta charada. Señor Michael, sabe usted que es bienvenido al orfanato, pero como dije no es día de visita.

- Permítame corregirle, no vengo aquí de visita. Vengo a llevarme a ______. – estaba serio, y decidido. Yo no cabía de tanta alegría. Mi corazón se acelero- Sabe usted, que yo le había comentado que tenia planeado adoptarla, pero usted dijo que debía esperar…. Pues bueno, he esperado lo suficiente.

- Estoy mas que harta de su insistencia, ¿sabe por que no le concebí la custodia antes?, por que sabía que si usted se llevaba a ______, dejaría el orfanato abandonado, ya no tendría razones para colaborar.- Maldita directora, nunca me había dicho eso. Todo por el interés. Siempre cuidándose las espaldas, me daba asco.-

- No se de que habla. No podría abandonar a todos estos niños. Nunca lo haría, nunca dejaría de colaborar.

- Vale, es suficiente con tanta mentira. Yo se muy bien que cuando viene aquí es con intención de ver a esta –me dirigió una mirada cortante- a esta…maldita mocosa de mierda – por fin, había dejado salir todo su veneno- ¿sabe que? Mejor así, llévesela….No quiero verla otra vez. Sinceramente no se que es lo que lo tiene tan fascinado, es una buena para nada.

- ¿Como puede…?– estaba atónito, lo sabía por si mirada. No era para menos, la señora esa siempre había sido falsa ante su presencia. Finalmente mostraba quien era realmente y eso a Michael no le gusto- Si, claro que me la llevo. No permitiría que pasara un minuto más en este lugar.

Michael y la directora estaban discutiendo acerca de mi custodia entre un papeleo que yo no entendía, ni quería entender.

No cabía la felicidad dentro de mi. Estaba segura que ese era el día más feliz de toda mi vida.
¿Realmente eso estaba pasado? ¿Era demasiado bueno para ser verdad? ¿Michael estaba ahí conmigo? Solo necesitaba que alguien me pellizcara y me dijera que no estaba soñado.

- Listo –espeto Michael y se volvió hacia mí. Produciéndome con sus bonitos ojos marrones un delicado escalofrío en el cuello. Esos ojos, me afirmaba que si, efectivamente todo era real. Nada de sueños y fantasías. Lo estaba viviendo.

Entrelazo su mano con la mía, el contacto de su piel con la mía producía verdadera electricidad, o al menos así lo sentía. Aun no lo podía creer, vivirá el resto de vida con Michael. Cada mañana admiraría su sonrisa. Escucharía su voz todos los días. Estaría tan cerca de el… Pensé en la posibilidad que con el tiempo el también se enamoraría de mi, no sabia por que, no había descartando esa posibilidad. Todavía tenia esperaza…

- Esto es genial pequeña. ¡Serás como mi hija! –exclamo ansioso mirándome de reojo-

Y de repente toda la esperanza se fue hasta el suelo.

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