domingo, 28 de agosto de 2011

Capitulo 6: Gerard

Capitulo 6
Gerard


Para mi las ultimas palabras que me había dicho Michael antes de partir del internado fueron bastante duras por la razón que había dado justo en el punto exacto. El punto exacto para bajar de mi nube y volver de vuelta a la realidad. Y más, sabiendo yo, que tenia toda la razón. El seria como mi padre, me adopto legalmente con todo ese papeleo. Viviría con el… ¿Qué niño no desearía tener un padre como Michael? Seria el sueño de cualquier huérfano en el mundo sin duda, cualquier huérfano en el mundo menos yo. Por que yo sentía algo más por el, algo que sobrepasaba la amistad, la hermandad, algo que sobrepasaba el amor de una hija hacia un padre. Yo estaba enamorada de el, completa e irremediablemente enamorada.

Nos encontrábamos dentro del rancho, respire el aire puro de ese maravilloso lugar. Tome un gran respiro y coloque mi única maleta llena de ropa en el piso. A pesar de que le suplique, pendiéndole que no se molestara en llamar a alguien mas para llevar mi desecha maleta al segundo piso. Quería hacerlo yo, tampoco era tan débil. Era difícil persuadirlo, termine aceptando. Me dijo que esperara en la sala, que llamaría a alguien para que llevara mi maleta. Tome asiento en un mueble enorme, platinado y con bonitas piedras de colores. No me cansaba de detallar la casa, era simplemente irreal. Divise otro cuadro de la mujer de ojos violetas, esta vez llevaba puesto un vestido blanco con pequeños detalles a un costado y diamantes entallados sobre el torso. Tenia pendientes hermosos, eran como bolitas de cristal que irradiaban y un collar de perlas blancas. Su cabello espeso se acomodaba en un moño digno de la misma realeza.

Pare de mirar el cuadro al escuchar unos pasos lentos y pesados acercarse, el sonido que producían sus zapatos me dejaron en claro que no era Michael.

Y tenia razón, no era el. Era un joven al que nunca había visto.


Lo analice de arriba hasta abajo. Sin razón el corazón me empezó a latir con mas fuerza, trate de dejar de mirarle, no quería que se diera cuenta que yo estaba atontada viéndolo como un pedazo de carne pero no pude, tenia o un no se que, que me hacia no poder dejar de mirarlo. Tal vez era su físico, tenia el cabello negro, un poco corto y con flequillo en la frente, ojos verdes que resaltaban bastante por su pálido tono de piel. Llevaba puesta una camisa negra con una chaqueta de cuero negra también, pantalones apretados, negros y botas negras también. Era como una especie de rockero o un gótico. Fuese como fuese, se veía fascinante. Lo encontraba encantador.

Cruzamos la mirada por menos de un segundo pues yo la parte de inmediato. Cuando subí nuevamente la mirada el chico ya se había ido. Por un momento creí que lo que había visto no había sido mas que un ser creado por mi imaginación o mejor dicho por mis hormonas.

* * *

Me mostró mi habitación, era simplemente perfecta. Las paredes estaban pintadas de un ligero color violeta, tenía detalles pintados a mano de personajes de Disney, no todos, solo mis favoritos. La cama se acomodaba a un lado de una ventana inmensa, era perfecto para ver las estrellas desde la cama. La decoración era tan hermosa, era casi como la habitación de una princesa. Me encanto.

- El diseño lo he hecho yo, cada detalle fue pensando especialmente para ti. Nunca te lo mostré por que quería que fuera una sorpresa. – comento con orgullo y emoción en sus ojos-

- Estoy que no me lo creo, Mike, ¿realmente dormiré aquí? – le pregunte en las nubes-

- Si, aunque esta noche no lo harás…- se acerco mas, me guiño el ojo y apretó una de mis mejillas. Me sentí como una bebe, que patético.-

- ¿Cómo? – no acababa de entenderlo muy bien que digamos-

- Esta noche pasaremos la noche juntos, quiero tenerte para mi – sonrío ampliamente dejando a la vista sus perfectos dientes perlados-

Estaba alucinando ¿o que?. Realmente había dicho lo que había dicho. Rayos, vaya que era afortunada, estaba que no podía con la emoción, sin duda alguna ese seria el día mas feliz de mi vida entera. Pasaría la noche con el, podría verle dormir, podría escuchar sus quejidos hermosos al dormir, su respiración, su esencia tan junta a la mía. Pensar en eso me hizo ponerme un poco nerviosa. Es decir, ya había dormido con el más de una vez, pero nunca a solas, siempre habían mas niños.

Suspire.

- Bien – lo dijo por decir algo en el momento-

- Ahora debo dejarte por unas horas, ha surgido un imprevisto. Tu puedes ir a donde quieras, ya conoces Neverland. Recuerda que las empleadas pueden prepararte algo de comer si quieres, o….- le interrumpí-

- Ve tranquilo. Estaré bien – lo hice calmar brindándole un amigable apretón de manos, aunque parecía como si acabase de sellar un trato de negocios en vez de parecer reconfortante-

Beso mi mejilla, me dijo adiós con las manos y se marcho a paso atropellado.

Contemple por milésima vez aquella habitación completamente sobresaltada por tantos detalles bonitos.

* * *

Transcurrida una hora completa empecé a sentirme medio asfixiada, decidí salir a tomar aire. Para ser mas especifica iría al lago artificial que tanto me gustaba. Corrí arrebatada hasta afuera como alma que lleva el diablo, como un cohete disparado. Tome asiento en una de las piedras enormes que se ajustaban perfectamente como unos cómodos sofás. Sonreí mientras miraba el paisaje, nunca dejaba de sorprenderme la gran belleza de los alrededores de Neverland. Minutos después sentir unos golpecitos delicados en mi espalda, instantáneamente pegue un brinco y me voltee.

¡Era el chico gotico! ¡Estaba justo frente de mi!
Ahora, ya podía dejar de culpar a mis hormonas de crear muchachos guapos.

El estaba agachado mirándome con curiosidad y recelo en sus ojos, en sus bonitos ojos verdes.

- ….Hola – me saludo con una pequeña sonrisita en los dientes. Se veía tan tierno-

- Ah…- estaba medio desconcertada, medio tonta como cuando me pongo nerviosa- ¡Hola! – salude con entusiasmo-

- ¿Eres amiga de el señor Jackson? – Pregunto mientras se acomodaba a mi lado-

Señor Jackson que manera mas formal de llamar a Mike, pensé.

- Eh, si ¿y tu?.

- Soy el hijo de una de sus empleadas de limpieza – comento concentrado, mirando hacia los miles y miles de kilómetros de grama- Supongo que también somos amigos.

No había prestado mucha atención que lo que decía. Estaba mas concentrada en detallarlo mejor: Su cabello tan negro como la noche y como toda su vestimenta, se veía lacio en todo los ángulos que lo miraras, tenia la puntas muy levemente levantadas.

Estoy segura de que el quería parecer un tipo rudo pero con esa cara de ángel que tenia esa idea no tenia sentido.

- Ah, ya. – realmente quería hablar decir algo que sonara interesante pero no sabia que-

- ¿En donde vives? –Pregunto esta vez mirándome de frente, sentí un extraño cosquilleo dentro de mi al observar tan de cerca sus ojos, que a pesar de tener tan bonito color su mirada era tan dura y tan fría, creí congelarme-

- Ahora creo que viviré aquí – el pareció medio extrañado, como si no entendiese nada. Me arme de valor y continúe hablando para darle sentido a las cosas- Soy huérfana. Conocí a Mike desde hace mucho tiempo pues siempre nos invitaba a venir aquí. Desde hoy es el dueño de mi custodia.

- ¿Te adopto? –parecía mas interesado en lo que tenia que decir que antes-

- Si, el es muy bueno.

- Dímelo a mi. El señor Jackson a permitido que mi mama y yo nos quedemos aquí cuando sucedió, ha sido tan generoso con nosotros… – esta vez note cierta tristeza en su voz y en su mirar-

- ¿Cuándo sucedió que? – pregunte intrigada, luego me retracte para mis adentros, no quería parecer muy metiche-

- Lo notaste –gesticulo con los labios- Veras, mi padre falleció y lo perdimos todo….- note que había tocado un terreno bastante sensible así que me sentí un poco mal-

- Lo siento mucho. – sabia lo que se sentía haber perdido a un ser querido así que podía entender su dolor-

- No importa – recalco-…. Entonces tu ahora vives aquí y yo también, supongo que seremos amigos….-analizo por unos segundos- ¿tu nombre?

- Me llamo ______, y si espero que seamos buenos amigos – el me estaba cayendo realmente bien, era bastante agradable-

- _______ -repitió mi nombre poniéndose de pie- Nos veremos luego…- me dedico una sonrisa amplia, y sello su despedida haciendo el símbolo de paz con los dedos-

- Espera…¿Cómo te llamas? –alcance a decir-

- Gerard.

Gerard, Gerard, Gerard. repetí inconcientemente sin dejar de observarlo mientras se marchaba.

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