domingo, 28 de agosto de 2011

Capitulo 4: Te necesito


Capitulo 4
Te necesito


- ¿Sabes tu de quien estoy enamorada?. –le pregunte apenada, desviando mi mirada hacia el sucio suelo-

- Pues, me hago una idea. –me contesto con un tono malicioso y una sonrisa entre dientes que me ponía nerviosa-

¿Cómo podía saberlo? Ella nunca visita el Rancho por que le la idea le resultaba sumamente aburrida. A menos que… Lucy sea una bruja, o una adivina.
Creo que la primera opción es la mas probable

- ¿Quién? ¿de quien piensas tu que estoy enamorada? ¿y como puedes saberlo?. Dime, por favor –le suplique, mientras hacia un puchero y me arrodillaba ante ella-

Estaba más que desesperada.
Eso era obvio

- Bueno, si mis instintos no me engañan, tu te emocionas mucho cuando visitan la residencia de ese cantante-me miro directo a los ojos, ella sabia que estaba en lo cierto- Te emocionas demasiado diría yo –recalco-

Maldición.
Ella lo sabía. Se suponía que ese seria mi secreto y ahora Lucy, quien no me agrada mucho debo decir, lo sabia. Aun así, no podía dar mi brazo a torcer, siempre podía mentir aunque estuviera mal, como nos decía el Padre.

- ¿Qué sugieres con eso? –le pregunte haciéndome la boba- ¿Mm?- alce una de mis cejas de la manera mas intimidante posible-


-Pues, lo obvio _____, estas enamorada de…-hizo silencio por unos segundos pero para mi fue una eternidad terrible- De uno de los niños que van de visita… Seguro van de otros orfanatos ¿Cierto?

Sonreí de oreja a oreja. Dios me había sacado de una bastante grande.
Me acerque mas a Lucy, y le susurre en el oído “Ese, será nuestro secreto ¿Vale?”

- Vale _____, pero me debes un favor –se apresuro a decir señalándome con el dedo índice como si yo fuera una criminal- O si no…

- O si no ¿Qué?

- Le digo a la Madre superiora que estas enamorada de un niño, y que piensas ser su novia –prácticamente la fulmine con la mirada- sabes muy bien que eso no le gustara nada –se burlo- te castigaría.

- Lo se. –baje la mirada, mientras jugaba con mis dedos- Te debo un favor Lucy, pero recuerda cerrar tu gran bocota ¿bien?

- Bien –sonrío ampliamente dejando a la vista, sus hermosos dientes perlados-

Después de un largo rato mis compañeras llegaron a la habitación, eso quería decir que la cena había culminado, nos cepillamos los dientes y nos pusimos nuestro pijamas. A las 8:30 pm ya estábamos en cama, esa era la hora de dormir. Aunque yo siempre fingía que dormía para que no me reprendieran. Cuando ya todas estaban dormidas fui hasta la ventana para contar estrellas, como lo hacia con Michael en el balcón de su habitación.

Tal vez el ese momento también las contaba, tal vez también pensaba en mi con una sonrisa en el rostro. Pero no podía pensar “ Tal vez el también este enamorado de mi” por que seria una gran mentira. Una mentira patética e imposible de hacerse realidad.

Pensé en llamar a Michael con el celular que me regalo, lo tenia bien escondido por que estaban prohibidos. Sin embargo, el me dijo con claridad “Úsalo cuando halla alguna emergencia”
¿Morir de ganas por escuchar tu voz es una emergencia, Michael?
A mi me parece que si.

Fui de puntillas hasta mi cama, debajo de ella estaba mi mochila, la traje conmigo con sumo cuidado. La abrí, y ahí estaba, el celular que me había regalado Michael. No podía llamarlo desde ese lugar así que salí de la habitación, pase por el pasillo con pasos lentos y llegue hasta el baño principal, el que usa la directora exclusivamente. Nadie sabría que yo estaba ahí, no había posibilidad, era demasiado tarde.

Saque el celular, busque en los contactos, bueno, Michael era mi único contacto. Vacile por un segundo, no sabia que iba a decirle, sin embargo, algo me empujo a que mi dedo presionara llamar. Estaba nerviosa.

No me contestaba. Tal vez estaba dormido.

Mierda.

Escuche un ruido desde afuera, eran pasos, pasos que cada vez se escuchaban mas claramente. ¿Quién estaba despierto a esa hora? No…no podía ser. ¿Era la despiadada directora?, ¿venia ella al baño?

Mierda. Mierda. Mierda

Escondí la mochila en la ventanilla. Me metí dentro de la bañera, por primera vez, ser tan pequeña me había servido de algo, me encogí tanto como pude y tape mi boca con mi mano para evitar que se escuchara mi respiración.

Escuche como se abrio la puerta. Trague saliva, estaba muy asustada. Estaba tan asustada de que me descubriera, si ella se daba cuenta que yo estaba despierta a esas horas, y para colmo metida en su baño, me mataría. Y era enserio, esa señora ya me ha pegado antes, me había dejado tantos moretones que no podía contarlos con los dedos de mis manos.

La directora abrió la llave del lavabo, escuche el sonido de el cepillo de dientes cuando cayo al suelo, resé para que no se acercada hasta la bañera “Dios, si me sacas de esta, te prometo que hago todas mis tareas sin quejarme”

- Están limpios –dijo en medio de un bostezo- ahora a dormir –esas palabras me alegraron el alma-

Escuche cuando abrió la puerta. Me sonreí pero sin querer estornude, tape mi boca con más fuerza.
¡Puta madre!

- ¿Hay alguien ahí? –escuche su voz hacerse mas audible, la anciana se estaba acercando-

Estaba perdida, justo al frente de la boca del lobo

- ¿¡______, ______!? – Mierda, me había descubierto- ¿Qué carajos haces tú despierta y en mi baño? –me grito, mientras me sacaba de la bañera por el brazo, me estaba lastimando, pero no me podía quejar-

- Señora, yo… es que no podía dormir, y tenia ganas de ir al baño, y..y el baño de nuestra habitación estaba cerrado y..y –tartamudeaba como una reverenda tonta, los nervios no me dejaban pensar bien-


- ¿Sabes lo que esto significa, ______? –me dijo con un tono que no inspiraba la minima confianza- Significa que te mereces un castigo ejemplar, ¿sabes? Si dejo que este suceso pase desapercibido todas lo harán.

Fue horrible, dolorosamente doloroso. Mi cuerpo se convirtió en una fibra sin fuerzas y sin vida. Tenía moretones en la cara, en mis brazos y en mis piernas. Llore, llore, y llore hasta que mis glándulas lacrimales no daban para más. Lo único que quería hacer era salir corriendo e irme al lugar mas alejado de ese orfanato de mierda. Maldito orfanato. Maldita directora.

Y allí me encontraba tirada en el piso del baño, sin ganas de levantarme, no tenia fuerzas, ni motivación. En ese entonces pensé en la única cosa que me hacia feliz en esta vida, en la única cosa que me hace sonreír con tan solo escuchar su nombre: Michael.
Busque mi mochila, tome el celular y reze, reze por que Michael contestara. Necesitaba escuchar esa voz…

- ¿Hola? Eh, ¿_____? –me contesto, Dios habia escuchado al fin mis oraciones. Volvía a escuchar esa voz que me llevaba tranquilidad en la desesperación-

- Mike –dije en un hilo de voz que se quedo perdido, habia perdido fuerza hasta en mi garganta, tantos gritos en vano- ¿Co..como estas? –fingí que no pasaba nada-

- ______ ¿Estas bien?, te escucho rara. No me asustes…

-Estoy mal, sácame de aquí. Te necesito.

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