domingo, 28 de agosto de 2011

Capitulo 1: Viviendo en El Pais de Nunca Jamás (Parte II)


Capitulo 1 (Parte II)
Viviendo en El País de Nunca Jamás



Michael y yo fuimos hasta el árbol, el llevaba un envase de golosinas, y lo llevaba el otro. La niebla aun era espesa, blanca como la nieve. A pesar de que el sol ya había salido, el frío abrazador no se esfumaba. Considerando que llevaba un pijama bastante descubierto, el frío me atravesaba como cuchillos.

El paisaje a esas horas, alcanzaba el nivel mas alto de belleza. El verdoso pasto era un manto que cubría la mayoría del lugar, se podía hasta distinguir su aroma humedo, por el rocío de la mañana. El puente yacía sobre el lago cristalino, las campanillas que habíamos amarrado a un extremo del puente se movían de un lado a otro produciendo un sonido quisquilloso.


- ¡_____ siéntate aquí! ¡A mi lado!.-exclamo Michael, para así, llamar mi atención-

Hice caso omiso, y fui hasta donde el estaba, me senté a su lado. Debajo de el árbol mágico, era impresionante lo frondoso y ancho que era. El tallo era grueso con miles y miles de cortes naturales, a medida que se viera el tallo hasta la copa, hasta la cima, se ondulaban las ramas. Las hojas, eran pequeñitas y grandes, variaban mucho tanto de tamaño como de color.

Michael tomo caramelo y me lo ofreció amablemente, dando así inicio al maravilloso desayuno que no esperaba.

Tiempo después ya yo tenia un dolor de estomago
Sentía puntazos en el. Será que las millones y millones de golosinas que me había atiborrado, se habían pegado ahí, en la punta de mi estomago.

- Michael me duele el estomago.-Michael se volvía hacia mi, cortando los pocos centímetros que nos separaban, tomo mi mano. En su rostro se veía una expresión de preocupación.-

- Pequeña…lo siento tanto. Ha sido por mi culpa.-me dijo entre sollozos, la culpabilidad se apoderaba de el sin razón.-

Me maldije para mis adentros, ahora si que me sentía mal. Había hecho que Michael se sintiera culpable, cuando lo único que el quería, era complacerme. Pude haber mantenido mi bocota cerrada y aguantar el dolor, pero no, yo siempre me voy a la segura. Si quería una forma de aliviar un poco la atención, tenia que mentir.

- Michael, no ha sido tu culpa. Y además el dolor ya se fue, habrá sido algo momentáneo.-le dije tan seria como pude, debía sonar creíble, y razonable.-

- No mientas, no me gusta.-me contesto-

Mentir no era mi fuerte.
Eso era algo seguro.

- Perdona, es que no quería que te sintieras mal por mi culpa. Mira, conozco una forma de aliviar todo dolor de una forma muy, muy fácil.-puse mi mano sobre su hombro y le sonreí tan ampliamente como podía-

- ¿Que esperas?. Dime lo que tengo que hacer.-me contesto, esta vez, sonriendo el también.-

Suspire.

Sentí de nuevo ese extraño revoloteo en mi estomago, y no era por las golosinas. Esa extraña sensación ya la había sentido antes, era curioso, siempre que me pasaba estaba junto a Michael. En realidad, eran muchas las cosas extrañas que sentía a su lado, pero no sabia que eran y por que las sentía. Deseaba tener un libro con todas las respuestas, pero no existían. Hasta ahora, me conformaba con el diccionario que me había regalado el Padres Francisco.


- Un abrazo.-le dije un poco apenada. La vergüenza era parte de mi, por tener poca personalidad y inseguridad en mi misma. Sin embargo las ganas de sentir el aroma a vainilla, y el calor divino de los brazos de Michael eran más fuerte que mi miserable vergüenza-

Michael me miro directo a los ojos, como queriendo averiguar mi pensamientos en ese momento. Yo, estaba embelesada con su aspecto, como de costumbre. El era dueño de unos bonitos ojos marrones oscuros, tranquilizadores y pacíficos enmarcados en unas negras pestañas largas. Su nariz perfecta, respingada y elegante. Su piel, blanca como las nubes, delicada como la de un muñeco de porcelana, suave y aterciopelada. Cejas oscuras, y bastante marcadas. Su rostro era la creación mas perfecta, que alguna vez, había visto. Poseía facciones merecedoras de un verdadero príncipe. Su cabello negro como la noche, largo y con rizos encantadores que cubren su ojo derecho sutilmente. Rizos perfectos. Michael, perfecto.

- Un abrazo tendrás.-me dijo mientras se acercaba un poco mas, extendiendo su largos brazos-

Acepte sus brazos llena de alegría.
Así pues, nuestros brazos se entrelazaron.
Nuestros cuerpos se juntaron.

Sentí una explosión de sensaciones en ese momento. Sus brazos a pesar de ser tan delgados, eran fuertes y acogedores, me envolvía un calor divino, y por un momento me olvide de todo lo demás. Me encontraba flotando en el espacio, en el mismo cosmos donde solamente Michael y yo existíamos. Mi corazón latía fuerte, muy fuerte. Tuve la impresión de que en algún momento se me iba a salir del pecho. Latía tan rápido, y sabia muy bien, que era Michael el ocasionarte de todo aquello.

Mi cuerpo cada vez se aferraba mas a el suyo, lo apretaba con mis pequeños brazos. No quería que nada ni nadie, arruinara ese momento. Quería tener a Michael solo para mi.

Fue el, quien me aparto un poco, para así quedar frente a frente. Nuestros rostros separados por menos de un centímetros, sentía su aliento, su respiración y sus ojos clavados en los mios. Mis labios temblaban, los suyos también lo hacían.

Allí me di cuenta, de que deseaba que Michael me besara en los labios.
Que se apoderara de mi. Nunca en mi vida me habian besado, y esperaba que el primero fuera el.

Mas, sin embargo, sabia que estaba prohibido, y que Michael nunca lo haría.

Hubo algo dentro de mi, que me empujo a pronunciar lo que no debia

- Mike, Besame. Por favor.

1 comentario:

  1. O.O asi solo asi me quede¡¡¡ JODER¡¡¡¡ noes verdad no es verdad jamas dijo esta palabra wow¡¡¡¡ no puedo creer Mike tan hermoso¿¡¡¡¡ me imagine el abraso y wow¡¡¡¡¡¡¡¡

    de verdad le pido un beso o lo soño????? mi dios me muero ya voy a leer el siguiente no lo puedo creer UN BESO¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡

    INCREIBLE FENOMENAL COMO SIEMPRE TU CA´PI ANDY

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